Con el año lectivo 2013 ya iniciado, la
Institución educativa Luis Patrón Rosano con la debida autorización de la
Secretaría de educación departamental, da curso a la iniciativa de
“Profundización en la media académica”, mediante la cual la institución ofrece
una diversidad de opciones en cuanto a saberes disciplinares considerando
fortalezas y aspiraciones de estudio seguidas a la conclusión de la media por
parte de los estudiantes, ligadas al tiempo a un desempeño alto y
superior en las pruebas Saber pro -Icfes-. Así se ofrece: ingles en el
marco del bilingüismo, matemática, química, español y literatura,
filosofía; con horario en jornada contraria. Paralelamente, este es
el tercer año de adopción de la historia local en el Plan de
estudios para el último grado de la básica secundaria.
Sobre esta experiencia en marcha, es menester observar
que la seriedad y calidad de los eventos académicos en cada
área o especialidad, es la garantía del crecimiento pedagógico e
intelectual de los docentes asociado al desarrollo de competencias de alto nivel
de los estudiantes y el cultivo de hábitos de estudio como de actitudes que
aluden a ciudadanos alfabetas de verdad, de alta racionalidad y
razonables, críticos y propositivos, con capacidad comunicativa que incluye la
producción de textos escritos, creativos, con sentido. Usuarios de sus
competencias en la conducción de sus vidas: En lo social, laboral, académica,
doméstica, estética, afectiva y político.
Es un desafío que la institución pone al orden día
para los docentes que, a la vez se traduce en prueba ácida del
ranking que cada docente se construye, como superación de sí mismo; asumiendo
los esfuerzos que supone encarar con rigor y creatividad las
exigencias y dificultades propias de la órbita científica y académica.
¿Qué tanto los profesores que fueron sorprendidos con
la propuesta de profundización en cada una de las áreas, lo
harán efectivamente?
¿Qué factores podrían conspirar contra el sentido y
espíritu de la propuesta en marcha?
Estos interrogantes son tan necesarios que deben
acompañar la experiencia, si se quiere a manera de evaluación, y en caso de un
actuar negativo -en tiempo prudente-, intervenirlos, jugando a
evitar que se consuman en fracaso. Los estudiantes “beneficiarios”
son fuente a aportar, a través de diferentes medios, información
que permita una aproximación a la práctica de cada docente considerando
expectativas suscitadas en cada momento del proceso.
Decíamos en unas notas precedentes que la tal
profundización debía visualizar el nivel universitario en sus semestres
iniciales, tanto en el rigor de encarar sus contenidos como en las lecturas
abordadas por los educandos a instancias de los docentes. Y ésta de paso nos
informa cuál bibliografía está siendo explorada por estos últimos. Cuál sus
lecturas de cabecera.
Y justo, en este exacto y particular aspecto, visto
como práctica intencional y perseverante por parte de los docentes, se ha de
dirimir el que se operen trasformaciones sustanciales en el ser de dichas
personas, rompiendo radicalmente con la comodidad “del no hacer nada
que demande esfuerzos sostenidos”, raíz de esa secuela nefasta de reproducir
lugares comunes propios del discurso común y corriente cuyo escenario puede ser
cualquiera, menos el de la academia. En consecuencia,
aseveramos que el más grande enemigo -letal-, de los maestros,
indistintamente al nivel de enseñanza, es la carencia de una
cotidianidad cuyo epicentro sea la lectura con su bagaje de reflexión y, la escritura, que
de ella se deriva o demanda. No dramatizamos si acotamos que caer en semejante
estado es abrazar la “muerte para nuestro cerebro” y para la profesión, con
lo que eso representa en términos de daños para la sociedad en las personas de
niños y jóvenes. Sus costos son incalculables, cuanto más si el daño es
irreparable.
Y es que, ¿Cómo profundizar para una
audiencia (estudiantes) si el docente no profundiza para sí?
Visto de otra manera: la profundización en un
determinado conocimiento que compromete perspectiva o mirada, lenguaje
(categorías entre otros), cohesión y coherencia, pertinencia del qué, forma de
evaluar, actividades de clase, y un etc, no tan largo, sólo es posible si se
asume como cometido y, se tramita a través de la búsqueda
correspondiente, apoyándonos en las fuentes apropiadas para ello; una de las
cuales son los libros, textos de cierto nivel y profundidad. Si por parte
de los maestros no se trascienden las editoriales escolares dirigidas a
estudiantes de un determinado grado en un específico nivel del sistema
educativo, es completamente ilusorio esperar de estos mismos
maestros eventos académicos de calidad que mantengan y amplíen las expectativas
de saber y afecto hacia el estudio por los estudiantes.
No hay dudas: La metodología apropiada (que se planea
y proyecta), la habilidad puesta en juego para conducir la clase, y el
despliegue de unos contenidos pertinentes, amén de las actividades de rigor que
contemplan inevitablemente la lectura y evaluación de la misma, incluyendo en
cada momento la pregunta que incita a pensar, la provocación por el razonar, e
incluso la dosis de humor inteligente como pertinente con respecto a lo que se
aborda, la anécdota a propósito o el pasaje de una novela o de una
película, constituyen recursos legítimos para un acto pedagógico
rico y de alta calidad, asimilable a eso que pudiéramos llamar PROFUNDIZACIÓN.
El que así lo reconozcan y valoren los mismos
estudiantes, es garantía que valoriza el evento de la clase, y generar en
los mismos, motivaciones para cultivar los valores y hábitos del
universo científico y académico. O para ¿qué el poder que
confiere la “cátedra” a los docentes?
Sería por demás paradójico, grave y frustrante que en
algunas clases de todos los días, sin el rótulo de profundización, los
estudiantes de 10º y 11º de la Institución educativa Luis Patrón
Rosano, observaran y apreciaran más profundización y maestría que
en los eventos de clase de ciertas áreas donde tal característica debería
descollar dado su notificación expresa: Profundización.Experiencia en
marcha; ojalá para bien.
Ramiro de Cristo Medina Pérez
Santiago d Tolú, mayo 1º - 013
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